viernes, 23 de octubre de 2009

Ya no puedo seguir jugando este juego
Es muy difícil
Los jugadores suelen hacer trampa

Pase lo que pase, siempre termino perdiendo

Yo jalo pero tú no te dejas llevar, no tienes porqué
Tu jalas pero no te puedo soltar

Termino en el suelo y no entiendes por qué estoy llorando
En mi mundo solo eres un concepto, un fantasma, una fantasía
Lo único que es mío es tu risa

Y todos esos momentos que jamás podrán durar para siempre

viernes, 9 de octubre de 2009

Ensayo

Estuve pensando y llegué a una pregunta: ¿por qué debo escribir un ensayo sobre un tema que no ha surgido espontáneamente de un interés o una reflexión mía? ¿Es acaso así la vida? Yo creo que no: creo que cada uno tiene el derecho de armar su propio camino y su propia vida, más allá de su contexto. Por esa razón he decidido no escribir un ensayo sobre el tema que ha sido elegido por mi profesor, y en vez, usar este espacio para expresar un punto importante. El sistema educativo y todos los que forman parte de él deben entender una idea importante: la pasión por el aprendizaje no es algo que puede ser impuesta, más bien, tiene que surgir de cada individuo en la medida que va adquiriendo nuevos intereses y comenzando a plantearse nuevas preguntas. Solo de esta manera, el aprendizaje se puede convertir en una parte importante de la vida del individuo. De cualquier otro modo se dará una situación en donde el individuo tendrá que excluir de su mente sus reales intereses y crear un interés artificial hacia el aprendizaje que otros están pidiendo de él. Claramente se puede ver porqué muchos niños en el colegio suelen distraerse de lo que este les plantea: porque no les interesa.

Pero, ¿qué método de enseñanza sería el que resultaría en un verdadero aprendizaje? Para resolver esto debemos hacernos aún otra pregunta más fundamental: ¿a qué responde el aprendizaje? Es decir ¿qué lleva a un humano o en este caso a cualquier animal a querer aprender? Analicemos al humano en su edad temprana. El bebé va aprendiendo cosas a medida que van apareciendo nuevas necesidades: aprende a caminar porque necesita transportarse, luego aprende a hablar porque necesita comunicarse, etc. Estas necesidades aparecen de manera instintivas ya que están inscritas en la naturaleza humana (es más, esto sucede del mismo modo en cualquier especie de animal). También comienzan a aprender sobre la vida de modo autónomo: aprenden qué es el dolor, qué es la alegría, hasta qué es el amor, todo esto sin la instrucción directa de alguien más. Pero en el colegio, esto se pierde de vista. Los aprendizajes paran de responder a una necesidad humana y comienzan a responder a un “lo vas a necesitar en el futuro”. Más allá de que esto no es necesariamente verdad en todos los casos, el alumno no lo puede entender, lo que usualmente resulta en la pregunta ¿y por qué tengo que aprender esto? Y esa es una muy buena pregunta.

Entonces, volvemos a nuestra pregunta original ¿cómo enseñar? Para que uno realmente logre aprender, este aprendizaje tiene que estar de algún modo relacionado con su vida. Para que se de el aprendizaje, un individuo debe tener una experiencia vital y de esa experiencia, sacar conclusiones. Esas conclusiones son el aprendizaje. El aprendizaje no es algo que recibes de alguien más, no es información cruda. Basándonos en esto podemos concluir que la educación debe girar en torno al sometimiento del alumno a una serie de experiencias que tienen alguna relación con su vida donde el alumno puede experimentar, pensar, y sacar sus propias conclusiones.

El sistema educativo, como nosotros lo conocemos, está estructurado para imponer una manera de pensar en los alumnos de modo que estén preparados para entrar en el sistema del mundo que los rodea: un sistema capitalista. Los entrenan para ir a la universidad que a su vez los convierte en profesionales que pueden cobrar dinero a cambio de sus habilidades. El colegio no da espacio para que los niños desarrollen su creatividad innata y limitan su deseo de jugar ya que estas cosas no son valoradas por el sistema y hasta podrían resultar en que los alumnos lo comiencen a cuestionar. Es importante romper este esquema para que el colegio cambie su objetivo y comience a convertirse en un lugar donde el alumno esté feliz. Donde va a ser parte por primera ves en su vida de una macro sociedad (en comparación con la micro sociedad que es la familia). Donde va a aprender sobre él mismo y la gente que lo rodea. Donde va a compartir sentimientos: alegría, tristeza, etc. Donde va a crear lazos de amistad que en sí se convertirán en aprendizajes para toda la vida. Donde va a sentir algo que debe ser la base de cualquier sociedad: el amor.

I, II, III

Una palabra
Luego el ruido, suave primero, luego crece. Yo, perdido, me mantengo distante, intentando esquivar las balas. Pero no puedo. Cada ves, la imagen se vuelve más borrosa, más difícil de entender. Quizá no debo seguir retrocediendo, quizá detrás de mí hay un abismo, quizá debo acercarme; pero ¿a dónde me llevaría eso? No, tengo que saltar, no hay otra opción.

Un vacío
Luego el silencio. Estoy perdido en la oscuridad. Mi andar se vuelve, con cada paso, más pesado. Veo una luz. Corro a alcanzarla pero no me muevo. Cada vez más rápido, mis pierna arden por el peso, y sigo inmóvil. En un instante, la luz desaparece. Siento que el mundo cae encima mío. Derrotado, caigo al suelo, parece no haber escape, parece no haber respuesta.

Un segundo
Luego comienzo a desaparecer. Atrapado entre lo real y lo fantástico, siento que me parten por la mitad. Ya no sé quién soy, ya no sé qué soy. Paro de existir. El mundo de lo irreal me absorbe, me engaña, juega conmigo, ahora soy un títere. Me río mientras que jalan mis cuerdas, me río cuando clavan la aguja. Y en ningún momento, en ninguna fracción de tiempo, en ningún instante, en ningún segundo me siento arrepentido.