viernes, 9 de octubre de 2009

I, II, III

Una palabra
Luego el ruido, suave primero, luego crece. Yo, perdido, me mantengo distante, intentando esquivar las balas. Pero no puedo. Cada ves, la imagen se vuelve más borrosa, más difícil de entender. Quizá no debo seguir retrocediendo, quizá detrás de mí hay un abismo, quizá debo acercarme; pero ¿a dónde me llevaría eso? No, tengo que saltar, no hay otra opción.

Un vacío
Luego el silencio. Estoy perdido en la oscuridad. Mi andar se vuelve, con cada paso, más pesado. Veo una luz. Corro a alcanzarla pero no me muevo. Cada vez más rápido, mis pierna arden por el peso, y sigo inmóvil. En un instante, la luz desaparece. Siento que el mundo cae encima mío. Derrotado, caigo al suelo, parece no haber escape, parece no haber respuesta.

Un segundo
Luego comienzo a desaparecer. Atrapado entre lo real y lo fantástico, siento que me parten por la mitad. Ya no sé quién soy, ya no sé qué soy. Paro de existir. El mundo de lo irreal me absorbe, me engaña, juega conmigo, ahora soy un títere. Me río mientras que jalan mis cuerdas, me río cuando clavan la aguja. Y en ningún momento, en ninguna fracción de tiempo, en ningún instante, en ningún segundo me siento arrepentido.

No hay comentarios: